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ALGO PARA RELEER... Anónimos, y anómimas, de ayer y hoy

11.07.2016 06:33

Quince años después, volvemos a publicar una nota sobre los anónimos, esa lacra que lastima y difama a mucha gente. En ese momento no existían los mensajes de texto ni los grupos o perfiles falsos de Facebook, pero la historia es muy parecida. Invito a releerlo y comentarlo.

ANONIMOS
Tinta Venenosa

        Esta vez no escribo sobre política, ni sobre el puerto o la pesca. El tema es otro. En la última semana hablé por lo menos con cinco personas enfermas por el mismo virus. Algunos tenían anticuerpos, pero otros están muy mal...
        La causa: recibieron un anónimo. Una carta o una llamada telefónica. O las dos cosas. Una vez o muchas veces.
        Generalmente firma "una amiga". Amiga de la mugre, de la cizaña, de la carroña. Las amigas, y los amigos, pueden cuestionar, discutir, confrontarte con la realidad, mostrarte cosas que no te gustan, pero nunca va a ser un "amigo" o una "amiga" el
que te mande una carta para destruir tu pareja, y de última, para destruirte. Seguramente, si te ponés a revisar la lista de tus amigos de verdad, no hay ninguno capaz de hacerte algo así.
        Los anónimos pueden ocuparse de varios temas, pero la cuestión central es la supuesta infidelidad del cónyuge. Y los autores suelen ser gente con tiempo libre, porque aportan datos muy precisos sobre el ½infiel╗ para poder sembrar la duda y que
esa semillita empiece a crecer, y esa persona empiece a pensar que algo de cierto debe haber, ante tanta insistencia. Y con esto no pretende uno poner las manos en el fuego por mucha gente que no lo merece, pero sí sacar a la luz una sucia maniobra que ha
dividido familias y ha destruido amistades aquí en Puerto Deseado y en el mundo entero. Pero nosotros vivimos acá, y nos duele que, siendo tan pocos, haya tantos sembradores de discordia.
        Mucha gente sabe de qué estoy hablando, porque he visto esas cartas anónimas, y veo lágrimas de gente que las ha leído, y al principio no quiso creer ni aceptarlas, pero empezó a darle lugar a la desconfianza, y empezó a creerle más a la "amiga"
de los anónimos que a las explicaciones de su pareja, y empezó -sin darse cuenta- a actuar de una forma diferente con su pareja, a tratar a la persona con la que compartía su casa, su mesa y su cama, además de sus hijos, como si realmente fuera el que
pintaban los anónimos, con lo que el otro también comenzó a alejarse...Y ya está: la "amiga" logró su meta.
        Algunas parejas han actuado con inteligencia y a tiempo. Por doloroso que fuera, buscaron juntos la respuesta, mirándose a los ojos, preguntando con dolorosa franqueza frente a estas acusaciones, fortaleciendo sus propios lazos entre ellos y con
los hijos.
        No todos atinan a hacer lo mismo. A veces los anónimos llegan cuando ya hay varios años de convivencia, bastante de rutina, alguna crisis, algún principio de distanciamiento y, como dice el refrán, ½sobre llovido, mojado╗. La frutilla
sobre la crema. Si el diálogo está medio quebrado, si ya hay un montón de cosas que no se hablan, si se han perdido los mimos o los modales, qué espacio puede haber para hablar de ½eso╗? Entonces cada uno piensa por su lado que está ½durmiendo con el
enemigo╗.
      
        Si te llaman anónimamente, si te escriben sin firma, permitime que te dé un consejo: no pongas tu familia, tu vida, tu felicidad, en manos de esos sinvergüenzas que quieren destruirte y sacarte lo mejor que tenés. Peleá por lo que amás. Si quieren
dividir, unite más a tu pareja y a tus hijos. Conversá, preguntá, dialogá, discutí, pero no dejes que estas lacras sociales tengan poder sobre vos y sobre la gente a la que querés. Y así como no comés un alimento que está podrido, tampoco alimentés tus
oídos ni tu vista con anónimos, la obra maestra de los cobardes.
        MARIO DOS SANTOS LOPES

Nota publicada en EL ORDEN, año 2001

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