Noticias de Puerto Deseado


RELATO DE UN PADRE GANO EL CONCURSO SOBRE LACTANCIA MATERNA

15.09.2016 06:22

El comité de lactancia materna del Hospital Distrital de Puerto Deseado convocó en agosto pasado a un concurso de textos sobre las vivencias originadas por la lactancia. Varios trabajos se presentaron, y cada uno enfocó desde las experiencias y los sentimientos lo vivido durante esa etapa. El jurado eligió el texto de un papá, Diego Procopio, y si bien han pasado un par de semanas, creemos que conviene darlo a conocer, leerlo y emocionarse.

CARTAS DE AMOR EN TIEMPOS DE AMAMANTAR
Antes de dedicarle esta carta a mi esposa como breve prologo quiero dejar impreso un momento único y crucial en la vida; y decir lo impactado que quede ante la demostración de la naturaleza o de la evolución de la humanidad al seleccionar el carácter especial a los recién nacidos el instinto de buscar, reconocer, succionar y alimentarse de su madre, en el mismísimo instante o roce que acerca su hijo a la TETA.
A mi esposa:
Quiero que sepas que sé y valoro, aunque muchas veces no lo diga, todo el esfuerzo que haces por criar a nuestros hijos, en especial al más vulnerable “a nuestro bebe” esa personita que se lleva todas tus fuerzas y gran parte de tu amor.
En este tiempo de maternidad frecuentemente das más de lo que podes, digo frecuentemente porque ya lo viví con el primero, y esta vez no me voy a quedar con las ganas de decírtelo.
Sé que todo lo que tenías para dar, y más, se lo das a nuestros bebés, quedando casi vacía, valoro todas las veces que tuviste que levantarte temprano y otras cuantas en el silencio sentada al borde de la cama amantándolos, después de haber intentado dormirlos durante una noche de llantos, incluso teniendo compromisos laborales tan urgentes como las guardias, y jamás te quejaste, incluso ignorando tu cansancio, me sigo preguntando: ¿cuánto amor tenías guardado?
Y hablando de trabajo, cuantas veces intentaste dejarme un biberón con tu leche…lo intente…pero no es lo mismo, el calor, las miradas, el tacto… en definitiva el apego o el vínculo madre-hijo que se dice…no es tan fácil estar en tu lugar…no se trasmite con una mamadera… y nuestros hijos, aunque pequeños, se daban cuenta, y entonces tanto yo como ellos esperábamos con gran ansia que llegaras.
En muchas ocasiones la pasión fue sustituida por el cariño, llevando un bolso materno y un coche de bebé o a nuestros hijos en brazos, cambiando la moda, el glamour el andar, adaptándote a los cambios en tu cuerpo, en tu lenguaje, en tus energías, en tus deseos, en tus forma de vestir, andar, pensar y sentir. Entiendo que se terminaron las cenas románticas por otras en las que cortas las comidas para que puedas amamantar o acunar a nuestro bebé, o surge alguna otra tarea en medio, como hacerlo dormir, calmar un llanto o cambiar un pañal.
Quisiera poder decirte que anhelo que esta etapa de cambios, dificultades y pequeños alejamientos se acabe pronto, pero estaría mintiendo, porque ello implicaría que la infancia de nuestros hijos también se vaya acortando, y yo en cambio quiero que este tiempo pase en cámara lenta para no perder un solo instante. Son estas las pequeñas contradicciones de la vida. Pero confío en que este camino que decidimos emprender juntos nos encontrará siempre igual de motivados para continuar en el mismo sentido, para aprender los dos a disfrutarnos de otras formas, a valorar más los escasos besos, las cortas charlas y los pocos momentos de intimidad física y emocional, mientras seguimos trabajando en el hermoso proyecto de construir vínculos y valores en nuestra familia, que comenzó con nuestra unión, concepción, nacimiento, en el apoyo en dar la teta y en la búsqueda de una mejor crianza.
Estoy agradecido de ser tu compañero, socio y cómplice, para que algún día podamos mirar atrás, mirarnos a los ojos y con la mayor sinceridad de nuestro corazón, saber que lo hicimos bien y que lo hicimos juntos. Hoy estamos compartiendo la siembra, y con el alma espero que también podamos levantar juntos nuestra cosecha.

Autor: Diego Procopio

—————

Volver