SE ACERCA LA NAVIDAD/ reflexiones del P. JOSE MARIA DOMENECH

Nos estamos acercando a la Navidad, es decir, a Jesús... ¿Nos estamos acercando?  ¿Cómo va nuestra vida? Creo que es bueno una sencilla reflexión, como nos invita la Palabra.
Veamos: «Produzcan frutos de sincera conversión...» El Señor cuida nuestra historia para que podemos tener lo mejor. Por eso nos envía profetas que –desde todos los ángulos de la vida– nos ayuden a vivir en la cordura de la verdad sencilla y de la que Él mismo nos ha comunicado. Les da su Espíritu y, si éstos le son dóciles, su presencia es estímulo, orientación y juicio.
Su Palabra queda escrita para que pase, como riqueza de su Amor, de generación en generación y nos eleve.
Lo que el Señor desea es que nuestra vida llegue al éxito más profundo. Es decir, conseguir el fin para el que fuimos creados. Él espera que aprendamos, paso a paso, a ser sus hijos, al estilo de Cristo Jesús, el perfecto ser humano. Así glorificamos al Señor de la vida y, aun sin percibirlo, conseguiremos la glorificación propia con el éxito de la acción de Dios en nosotros.
Para esto es indispensable una actitud de sencilla y profunda docilidad ante la Palabra que nos lleva a la maduración de la Fe en una conversión constante, sobre todo por parte de los pastores, pero también de todos los demás, que, de algún modo, también lo son de sus hermanos, pues en la humanidad, nadie es ajeno a la vida del que está junto a él.
Conversión es el esfuerzo de modificar sus criterios y orientación; poner, constantemente, al Señor en el centro de la propia vida como el criterio básico y definitivo, pues, al fin de cuentas, eso es lo que para todos y cada uno de los seres humanos.
María, Madre atenta y dócil a la Palabra nos enseña esta actitud de conversión, es decir, de poner al Señor en el centro de la existencia y ahí tenemos los frutos, de los que estamos muy orgullosos.
Unidos en oración con María, la Madre dócil al Padre de Nuestro Señor Jesucristo:

P. José Mª Domènech SDB